En el mundo de las carreras populares no todos vuelan, y después de los vencedores, llega el furgón de cola y el coche escoba.

Y es en ese lugar donde el running se ve de modo diferente.

Perseguimos a las gacelas a nuestro ritmo: el trote cochinero...


Historia del Dorsal 301: Cross de Reis de A Rúa

Dejábamos el blog en el recuento de las últimas carreras del año pasado.

Hoy regresamos con nuevas aventuras y desventuras de esta “Real” Cofradía. El pasado 10 de enero, con una lluvia del demonio, un tiempo de perros, decidí ir hasta A Rúa para participar en el Cross de Reyes, que se celebraba en los aledaños de O Aguillón. Además de ser prueba puntuable para el Circuito “Compartindo Valdeorras”, también era el Campeonato Provincial de Cross, en el que el ADAS Valdeorras dominó prácticamente en todas las categorías.

Iba con más dudas que certezas, ya que la semana había sido muy lluviosa, el recorrido iba a estar encharcado (como así fue finalmente), y el entreno del jueves me había dejado los cuádriceps muertos que, a pesar del descanso, no acababan de recuperarse.

Así que allí me presenté, y antes de recoger el dorsal, me di una vuelta por el circuito, más encharcado que embarrado, y con más agua que el propio embalse de San Martiño. Y fue, en ese momento, en el que empezó la historia del Dorsal 301.

El 301 me acompañaría en el calentamiento, en el registro en la cámara de llamadas (ya que era una prueba compartida: Campeonato Provincial de Cross y Cross Popular de Reyes) y en la carrera.
Estrenaba camiseta... pero no pudo ser.
En cuanto puse el pie en la zona de salida, no hubo agua, hubo pies encharcados hasta el tobillo y ropa llena de barro. Como ya me imaginaba el percal, corría con unas zapatillas Salomon de montaña, que me agarrarían más que las Brooks Glycerin de asfalto que uso habitualmente, ya que hace años que no me calzo unas zapatillas de clavos.

Todavía me acuerdo de aquellas JOMA amarillas horrorosas que usé hasta edad Junior, ¿dónde andarán?
Dónde estarán esas zapatillas?
A lo que iba…

Que me vi en el cajón, con todas las corredoras, y me dije… “Qué demonios estoy haciendo aquí?” y se oyó el disparo. En la primera zancada tenías cuidado de no meter el pie en un hoyo. En la segunda, ya me dio todo igual…

Me situé en cola del pelotón, detrás de una chica del Veteranos Ourense, sin ritmo, sin frescura en las piernas, iba pisando los charcos sin saber hasta dónde llegaba el agujero… Así que, al finalizar la primera vuelta, tras 1.5kms, pensé en que no era un buen día para correr y que hoy el dorsal vencería al Cerdito. Y me paré.

Lejos de ser una derrota, es un estímulo para seguir entrenando y dar el callo.


Volveremos…

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1 comentarios:

Rafael

Annie, si no tienes buenas sensaciones y encima los charcos te quitan las pocas que te quedan apaga y vamonos, hiciste bien, no tiene sentido sufrir si ese sufrimiento no aporta nada al final.
Un abrazo y a seguir poco a poco.

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