En el mundo de las carreras populares no todos vuelan, y después de los vencedores, llega el furgón de cola y el coche escoba.

Y es en ese lugar donde el running se ve de modo diferente.

Perseguimos a las gacelas a nuestro ritmo: el trote cochinero...


El cerdito vuela: San Martiño 2016

Nos habíamos quedado en Porto, después de un subidón tremendo.

A la vuelta. y tras dudar y dudar, decidí apuntarme a una de las clásicas del calendario gallego de carreras: la 40ª edición de la Carreira Popular do San Martiño de Ourense, un 10K homologado que cada año concentra a miles de runners y cuyo recorrido entretenido y ambientazo hace que repitas.


Me apunté a falta de menos de dos horas para el cierre de inscripciones y gracias a que un amigo del Club Atletismo A Rúa me recogió el dorsal, viajé el mismo día a la Capital del Termalismo.

Según íbamos acercándonos a Ourense el panorama no podía ser más desalentador: lluvia a tope y una bajada peligrosa por Os Peares hizo presagiar una carrera en mojado, con lo peligroso que puede ser en un recorrido con adoquín en algunos tramos.

Tras saludar y tomar un café con mis amigos Guille y Victor, tocó calentar bajo la lluvia. Sólo recuerdo una jornada con la misma pinta: una Carreira Popular en Monforte, donde cayeron chuzos de punta toda la mañana. Se suspendió la fotokedada de Correr En Galicia, y me coloqué en el cajón correspondiente.

La salida, espectacular como siempre, un mar multicolor de corredores afrontaba las primeras rampas subiendo hacia la estación de tren, rodeada a izquierda y derecha, bajamos hasta el Puente Romano, donde animaba un grupo musical.

Tras cruzar el Miño, tocaba la subida de la Rúa do Progreso hasta llegar al mercado. Siempre fui rodeada de muchos corredores, y miraba muy de vez en cuando de reojo el Fore, sin prestarle demasiada atención.
Empezando la subida de Rúa do Progreso. Fotografía de RunPhotoGalicia

Rodeamos el mercado y escucho unas voces detrás de mi: era una cuádriga romana, tirada por unos corredores, que hacían que el cachondeo fuera en aumento cuando el recorrido era desfavoble. Había dejado de llover y nos fuimos adelantando mutuamente hasta dejar la Avenida de Portugal para enfilar la subida de la Calle Marcelo Macías hacia el Jardin del Possío.
Los miembros de la Cuádriga Romana, que hicieron las delicidas del pelotón y del público. Foto: Tito Picouto
En esa subida distingo una camiseta más que familiar: era Carlos Revuelta con su camiseta de las 100 maratones. Subimos juntos y giramos hacia la Avenida de Zamora para llegar al kilómetro 5, donde también tenemos animación musical. Miro el fore y veo que han pasado 32 minutos desde mi paso por el arco de salida. Subidón!!!

La segunda parte del recorrido es más favorable, Carlos me adelanta y se va hacia adelante. Tras llegar de vuelta al Possío, nos adentramos en el casco histórico. El suelo es más resbalalizo, y hay que ir con precaución. Me encontraba bien, con buenas sensaciones. y con ganas de seguir corriendo. De vuelta a centro, tras la zona peatonal, llegamos al Campus.

Era casi el kilómetro 8 y, a pesar de llevar ya tanto tiempo, veía que mi ritmo no había decrecido, sino que iba aumentando, a menos de 5'50 el kilómetro, ritmo que iría mejorando en lo que quedaría de carrera. Guau!!! Eso sí que es volar!!!

Crucé nuevamente el Miño y quedaba la temida cuesta del barrio de A Ponte, para luego rodear una plaza y llegar nuevamente al Puente Romano, para darlo todo hasta llegar a meta. Cuando paré el crono, no podía creerlo: 1h01'45"!!! Ocho minutos menos que el año pasado!!

Tras saludar nuevamente a Carlos Revuelta, que había entrado uno rato antes, pude tomar una buena ducha caliente en las instalaciones del Pabellón de Os Remedios.

En resumen, un carrerón, para mi humilde ritmo, pero que es una buena base para ir mejorando, ya que vamos entrenando a buen ritmo, con buenas sensaciones, que luego se traducen en otras carreras que os iré contando.

¡Nos vemos!

Cerditos on Tour: Family Race - Maratona do Porto

Porto, ciudad de contrastes, modernidad junto con lo antiguo, el lugar donde se funden el Douro y el Atlántico. Nunca te deja indiferente. Desde el año 1999, siendo estudiante, me atrapó entre sus calles, y desde entonces son muchas las ocasiones en las que pude recorrerlas, disfrutar de sus sonidos y olores, vivir sus contrastes.

Pero desde el año 2010, y en 5 ediciones, he podido disfrutar de su especial forma de vivir el running y el deporte. Una explosión de emociones, de culturas, con participantes de todo el mundo, y todos luchando por un anhelo: llegar a meta con la mayor de las sonrisas.

El pasado 6 de noviembre pudimos disputar y disfrutar la Family Race de 15K que acompaña durante algo más de 12 kilómetros a los héroes de la Maratona do Porto, que año a año aumenta su nómina de participantes, llegando a tener corredores de 56 nacionalidades, erigiéndose como la Maratona de Portugal.

Desde la vuelta de las vacaciones de verano, nos planteamos esta carrera como el objetivo de otoño, combinando los entrenos presenciales de RunningParaTodos y junto con sesiones de fuerza en el gimnasio y clases de Ciclo Indoor, siempre bajo la atenta supervisión de Alex Martínez. Todo ello, unido con la paulatina pérdida de "tocino", hacía que los cerditos voladores nos presentáramos en Porto con el mayor de los ánimos: el objetivo de 1h40' para estos 15K.

A nuestra llegada a la ciudad, cogimos el bus urbano y nos presentamos en la zona de Foz de Douro para hacer un último entrenamiento para descongestionar las piernas después de 5 horas de tren y dos de autocar. La sensación fue maravillosa: temperatura perfecta, muchísimos runners trotando y el sonido del mar. Yo me quiero quedar allí!!!

Tras turisteo vario, y siempre pendientes de la metereología, que no era halagüeña, el domingo amaneció fresco pero soleado y cuando llegamos al Queimódromo, lugar de salida/meta, el ambiente era de gala: más de 8000 corredores entre ambas pruebas, nerviosos entrando en los cajones. Nos despedimos de nuestros amigos Troteiros de Vigo y Trotadas de Valdeorras, que nos habían acompañado en la vispera y durante esa mañana.

Con puntualidad absoluta, a las 9h, hora local, se da la salida, primero a los aspirantes a maratonianos y a continuación a los corredores de la Family Race. Este año se subsanaron los errores en la salida, siendo ésta absolutamente fluida, y muy vistosa, a juzgar por las espectaculares fotos de la serpiente multicolor.
Metidos en el cajón. Delante del arco azul, los maratonianos. Detrás, por ahí andábamos nosotro.

Tras el primer paso por la rotonda del Castelo do Queijo, subimos Avenida de Boavista. Juanma había tenido un percance con su Fore, que no se había cargado correctamente, y corría sin referencia alguna. Justo al contrario de Coruña, yo tendría el "control del cronómetro" en esta ocasión. Fuimos en pelotón hasta finalizar la subida, con un ritmo más que majo.

Tras finalizar las subidas y rodear el Parque da Cidade, cruzamos la Estrada da Circunvalaçao, y fuimos bajando hacia la Anémona. El ambiente era increíble y muchísima gente animando. Llegamos al kilómetro 5 en poco más de 33 minutos, lo que nos daba una idea que íbamos bien. Allí nos encontramos a nuestra gente, a quienes le dimos la referencia de los Trotadas-Troteiros que venían detrás.
Tras pasar por la Anémona, nos adentramos en Matosinhos. En ese momento nos juntamos a las liebres que marcan las 4h45 en la Maratón. El ritmo era cómodo, a 6'30, y les seguimos durante casi 3 kilómetros, ya en la zona del Puerto, momento en el que su rimo había bajado a casi 6'40. Tras consultar con Juanma, decidimos adelantar a las liebres.
En el 10K, con un tiempo oficial (no neto), de 1h09, Juanma se toma el gel y me lleva a la carrera. Eso sí que es doping!! Y regresamos de nuevo a la Anémona. Se ve nuevamente al numeroso público en uno de los puntos neurálgicos de la carrera. Nos despedimos de nuestras animadoras, que seguirían a partir de ese momento a los maratonianos Troteiros-Trotadas, no sin antes hacernos esta superfoto.
En ese momento nos despedimos a los maratonianos que siguen su recorrido hacia Foz, Ribeira y Gaia, y nosotros nos vamos nuevamente hacia la Avenida de Boavista para volver a subir el tramo inicial de la carrera. Me tomo mi gel, me pongo música cañera y, viendo que Juanma empieza a sufrir, me pongo de liebre.
Tras finalizar este tramo, regresamos al Castelo do Queijo y afrontamos el último kilómetro, de subida, con buenos parciales, viendo que el crono se pararía incluso en un tiempo mejor del esperado. Tras el último paso por la Anémona, quedaban los últimos 200 metros de gloria, con carteles a los lados del asfalto, y nosotros, mirando de reojo a la meta...

Sólo nos quedaban los últimos metros y miro mi crono. Un tiempo, un tiempazo diría yo, se ve a lo lejos: 1h40. La recta de meta a tope para entrar con la mejor de las sonrisas!
Tras recuperar un poco el aliento, miro el crono y se lo enseño a Juanma: el mejor tiempo realizado en esta carrera. Carrerón!!!
Sin duda mejor de lo esperado, y encima con buenas sensaciones, buen cuerpo y mucha alegría. Tras recoger nuestra bolsa de avituallamiento final, nuestra medalla y la ropa en el guardarropa, nos hacemos una superfoto en nuestro particular podio, posando con nuestro valiosísimo trofeo.

En definitiva, una dosis de optimismo extra, grandes sensaciones y un come-come hacia otras metas. Algo que sólo se vive en Portugal, donde el último es recibido como un héroe y es abrazado por la organización como si del vencedor se tratara.

Obrigado Porto, Obrigado Portugal. Até breve!! (Gracias Porto!, Gracias Portugal! Hasta pronto!!)





Cerditos on Tour: Coruña 10

Hace unos días comentaba sobre una de las pruebas del verano y me quedan otras dos, pero permitidme que haga un salto en el tiempo para contaros la última correría de los Cerditos Voladores: el ansiado regreso de Juanma a las carreras con la Cofradía, después de dos años.

Así que tras analizar las tres carreras que había en los alrededores en Ponferrada (León, A Rúa y Coruña), nos decantamos por esta última porque tenía un recorrido agradecido, con mucha gente e ideal para volver a correr 10K.

El sábado fuimos hasta Marineda City a recoger el dorsal. Allí pudimos ver parte de la excelente campaña de la carrera, con divertidísimos carteles. Recogimos el dorsal y una camiseta chulísima y que nos queda bien!! :)
Os lo digo yo, que durante 2 años me levanté a las 5h para ir a trabajar... :)
La tarde del sábado hicimos algo de turisteo cultural y cenamos con un querido amigo, también runner, que no pudo acompañarnos el domingo, aunque ya le hemos metido el gusanillo de ciertas pruebas de por aquí. Te esperamos!!!
Y amaneció el domingo, y nada más levantar la persiana, me encuentro con uno de los pasos kilométricos de la carrera. Bajamos a desayunar y nos damos un garbeo hasta el obelisco, estaba amaneciendo. Se enciende el "Modo carrera".

Al ponerme el traje de gala me doy cuenta que casi no tengo batería en el iPod, ni mi Fore enciende... Horror!! Plan B, un reloj cronómetro simplemente para llevar el tiempo de carrera.
Tras el calentamiento nos encontramos en la salida, a apenas 20 metros del Estadio de Riazor. Nos encontramos con los Correlegas de Correr En Galicia, en nuestra habitual foto-kedada previa a las carreras.

Foto-kedada de Correr en Galicia antes de la salida.
Nos metimos en los cajones y se da la salida!!! En subida, rodeando el Estadio de Riazor. La serpiente multicolor, eminentemente azul, por el color de la camiseta de la prueba. Pero el último tramo de kilómetro 1 es en bajada y enfilamos el Paseo de Ronda hacia el obelisco con un tramo en subida tendida y un falso llano hasta llegar al obelisco.
En el kilómetro 2, me doy cuenta que se me ha parado el crono al darle en el primer kilómetro. Sin referencias, le pregunto a Juanma cómo va y el tiempo que lleva: buenas noticias, son 4 minutos justos los que he perdido en reloj.
Al pasar por contrameta, nos toca la parte llana del recorrido, donde no voy cómoda porque llevo un punto, pero estoy más pendiente de mi compañero que de mis miserias. En ese momento, veo al vencedor afrontando su último kilómetro y medio. Vamos en el kilómetro 4.
Llegando al kilómetro 4, en el tramo más llano de la carrera. Foto O Duro.

Tras pasar por el Hotel María Pita, quedaba el peor tramo de la carrera, una subida hasta la Torre de Hércules. Sin prisa pero sin pausa, vamos afrontando el tramo de subida sin perder demasiado el ritmo. Pasado el kilómetro 5, veo que llevamos un buen ritmo, poco más de 32 minutos. ¡¡¡Bien!!!
Hacemos un giro de 180 grados y nos toca bajar todo lo que hemos subido, y aumentamos el ritmo.



 A punto de girar en el kilómetro 6, vamos por el buen camino!

El punto se ha ido, llevo bien las piernas, nada me duele y me veo con fuerzas. Voy pendiente de Juanma, cuya primera estrategia era correr lo que pudiera y afrontar el último tramo a cacos. Pero él va bien y me voy tranquila. Sigo de reojo las referencias en el reloj, y cuando alcanzamos el final de la bajada, ya en el km 8 veo que llevamos 51 minutos.
A él se le acaba el fuelle, le digo que no se rinda, me adelanto y le digo que me siga, que vamos bien. Subo el ritmo un poquito más y veo que me va siguiendo.
Kilómetro 9. Un último esfuerzo antes de llegar a meta.
Miro mi reloj. "¡¡Bajaremos de 1h05!!", le digo. y en un último esfuerzo, llegamos a meta con la última fuerza que queda. Tiempo neto final: 1h04'21", un tiempo discreto pero que es una excelente carta de presentación para la nueva temporada.
Saludando a Martín, de TrotADAS, en la entrada en meta. Gracias por la foto!
Tras recoger nuestro avituallamiento, una buena sesión de estiramientos, una ducha y volvemos a Riazor para ver las carreras infantiles y hacernos una foto en el fotocall.
Desde aquí agradecer la labor de todos los voluntarios, de la organización, de los fotógrafos que se pasan una mañana entera haciendo fotos y subiéndolas a internet, para que podamos a tener un recuerdo de cada carrera.
En resumen, una gran carrera, fija en el calendario, excelente para hacer buena marca, y que nos dan la mejor de las perspectivas para esta nueva temporada, en la que los cerditos vamos perdiendo tocino, gramo a gramo.

¡Hasta la próxima!

Cerditos on Tour: II Aquae Flaviae Running de Chaves (Portugal)

Después de más de dos meses alejada de los teclados (me vuelvo vaga en cuanto a escribir, aunque no al hacer deporte), he dedidido por fin asomarme a este balcón atlético para contar mis aventuras runneriles.

En las próximas entradas os contaré mis aventuras en estos meses de puro verano, porque hay que ver qué calor ha hecho en el noroeste peninsular. He llamado a esta serie: Cerditos on Tour, en el que contaré las tres carreras en las que participé este verano: Aquae Flaviae Running de Chaves, Milla Nocturna de A Rúa y la II Carreira Popular de "Trevinca-A Veiga". Y todo justo al adentrarnos en los entrenos de otoño.

Todo empezó en una búsqueda de algo que hacer en un finde, aprovechando que mis padres estaban en A Veiga. En la Web CorrerEnGalicia aparecía una carrera nocturna en Chaves, a apenas 15 kilómetros de Verín y a menos de 100 kms. de Meda. Una carrera noctura por una ciudad termal estupenda!!! Así que liamos a mis padres para pasar un día de compras en la ciudad, y luego nosotros nos quedaríamos por la noche a correr. Dicho y hecho!!

Cartel de la prueba
Existían dos modalidades: una carrera de 13 kilómetros y una andaina de 6 kilómetros recorriendo la ciudad. Valiente después de la Nocturna de Ponferrada me apunté a la carrera y Juan a la andaina. La organización entregaba con el dorsal un frontal para poder correr con seguridad.
Logística previa a la carrera, con frontal incluido!
Tras recoger los dorsales por la mañana, y despedirnos de mis padres que regresaban al pueblo, descansamos en el hotel, nos hidratamos bien, dado que la temperatura era altísima y las previsiones eran de 30 grados a la hora de la salida, a las 21h00 (hora local). Con más incertidumbres que certezas, sin conocer el recorrido, nos fuimos a la salida, al Hipermercado Leclerc de la localidad, apenas a 1 kilómetro del centro. El ambiente que alli se respiraba era estupendo, con  mezcla de españoles y portugueses, algunos conocidos de Esprintes o de Atletismo Rúa entre otros.
En la salida antes del calentamiento. Qué calor!
En la salida realizamos diversos ejercicios de calentamiento de mano de los monitores del gimnasio organizador. Y tras el lanzamiento de una traca, salida de corredores. La primera parte del recorrido, todavía con algo de luz natural, se hizo por el paseo fluvial. Tras pasar por contrameta, volvimos a cruzar el río y allí nos encontramos con los andarines, que nos hicieron el pasillo y animaron con ilusión.
Corriendo por el parque, a pie del río Tâmega. Foto Indieror
Al final del paseo del río, tocó volver a cruzar el río. Ahí aparecieron las escaleras y las cuestas, en un recorrido incómodo. A partir de ahí mi estrategia se tornó en tomármelo con calma y trotar suave o caminar rápido en cuestas y correr a un ritmo más vivo en los llanos y bajadas. El recorrido era entretenido, salvo la parte que rodeaba el estado del Chaves (club recién ascendido a la primera división portuguesa). Pasamos por el centro de la fortaleza de San Francisco, en cuyo interior está un hotel, y por encima de algunas murallas.
Juanma disfrutando de la andaina. Foto de la organización
Llegado al kilómetro 8 empecé a adelantar a andarines y casi en el kilómetro 9 me esperaba Juanma, casi en el punto en el que los andarines estarían prácticamente en meta y yo tenía que subir al castillo y adentrarme de nuevo en el casco histórico, magníficamente cuidado, por otra parte. Sólo quedaba callejear, cruzar el puente romano, reclamo turístico por excelencia de la ciudad, aclamada por los participantes de un evento fotográfico, y volver al río para cruzar la meta en un buen sprint final, puesto 211, con un tiempo "cochinero" de 1h34'45.

Contenta por sobrevivir al intenso calor, no rendirme y disfrutar de esta prueba. En meta pudimos disfrutar del famoso "Pastel de Chaves", un riquísimo hojaldre relleno de carne, aparte de fruta y avituallamiento líquido.

Una gran fiesta del atletismo y del deporte, al más puro estilo portugués, con alegría y optimismo, y para apuntar en el calendario del 2017, ya que está anunciada ya la edición del año que viene.

Ponferrada sale a la calle: Crónica de las 21 lunas y media

NOTA: Esta crónica lleva escrita varias semanas. Pero es hoy cuando por fin la publico.

Muchos de los os pasáis por aquí sabéis que vivo en Ponferrada, y muchos también sabéis que no me gusta correr en casa. Será manía mía, tal vez porque me da vergüenza, o por otras causas. El caso es que llevaba años sin participar en carreras en la ciudad, más allá de la San Silvestre o, más recientemente, los 5000 pasos contra el Cáncer.

Este año la organización de las 21 Lunas y Media había decidido preparar una prueba paralela a los 21K, de 8 kilómetros, lo que abre el abanico a los menos osados para que puedan participar y disfrutar del running nocturno en la ciudad. Después de la Travesía de Aquilianos me vine arriba y decidí apuntarme al 8K. Desde Aquilianos había salido un par de días con la bici y un entreno con el club. La semana anterior a la carrera apenas había hecho nada, pero me veía con ganas de correr.

El viernes ya tenía un "come-come" muy grande y tras la jornada matinal de trabajo del sábado, los nervios se fueron apoderando más de mí. No sabía qué comer, no quise dormir siesta, y después de recoger el dorsal a media tarde, no sabía qué merendar-cenar. ¿Qué me pasaba? Después de 75 carreras, ¿la 76 iba a ser diferente?

Eran las 20h30 y la carrera empezaba a las 22h15. Una ducha fresquita para activar las piernas, me puse el "uniforme de gala", dejamos el coche en meta, y me fui trotando a la salida. La temperatura era muy buena, incluso algo fresca, y cuando llegué al castillo me encontré con los compañeros de RunningParaTodos para calentar. El ambiente fue creciendo a medida que se iba acercando la hora de la salida. Tras las pertinentes fotografías y desearnos suerte a todos, se dio la salida.

Foto de familia antes de salir
El recorrido de los 8K es sencillo, Una subida de unos 200 metros en el kilómetro 2, bajada hasta casi el kilómetro 4, llaneo hasta pasado el 6, ligera subida, y luego llanos y falsos llanos hasta meta. El primer escollo, y más duro, lo pasé de broma en broma, saludando a corredores y algunos espectadores.
Gracias a Roberto por esta foto ya en el cajón de salida
Cuando me di cuenta, iba bajando de nuevo hacia el castillo, rodeada de un ambiente espectacular, con muchísimo público, que te llevaba en volandas, en la Plaza del Ayuntamiento, en la Calle del Reloj, en la Plaza de la Encina y en la Calle Gil y Carrasco hasta el Castillo. A partir de ahí, con bastante menos público, iba a buen ritmo.

Tras pasar el kilómetro 5, sólo quedaba subir hasta Correos, recoger el avituallamiento, y acabar en el falso llano. Ahí seguí más o menos concentrada hasta que me adelantó Alex, que iba con la bici detrás de Sergio Sánchez, ganador en la media maratón.

En los últimos kilómetros ya sólo quedaba apretar para adelantar a algunas corredoras, para plantarme en la pista del Colomán Trabado en menos de 53'44", contenta y con muy buenas sensaciones, teniendo en cuenta que contaba con hacer sobre unos 55 minutos, a mi ritmo lento.

Recogí medalla, avituallamiento y me cambié de ropa y esperé con mis compañeros de club por los valientes de la media maratón. Allí nos enteramos que el club había hecho pleno en el podio femenino en los 8K. Bien por Carmen, Lucía y Patricia!!!
Olé este pleno de chicas!!! Qué grandes sois!!
En resumen, buena iniciativa por parte de la organización, organizando una prueba paralela de 8K, ya que amplía el abanico de participantes.

Es una lástima que una prueba que, en el mes de julio tenía mucho tirón porque era la única media maratón del noroeste, tras bailes de horarios y fechas, en junio no lo tenga tanto, teniendo en cuenta que al día siguiente era la media maratón de Burgos.

Y también recomendar que la entrega de premios no se demore más allá de la llegada del último corredor, ya que aún se tuvo que esperar una hora más para la entrega de trofeos.


Travesia Integral de los Montes Aquilianos: la montaña como protagonista

Aunque tengo pruebas y acontecimientos pendientes que contar, que no hago por falta de tiempo para sentarme con la tranquilidad que me gusta para escribir, hoy me acerco a esta tribuna para contaros una de mis pruebas favoritas: la Travesía Integral de los Montes Aquilianos, que se celebró el pasado 4 de junio.

Esta prueba, que consta de dos modalidades: 63 y 47 kilómetros, es un clásico entre las travesías de montaña del Norte de España y son cientos los participantes que se acercan a Ponferrada para pasar un día entre nuestros montes.


Tras una noche sin dormir, por la cena de la Federación de Peñas de la S.D. Ponferradina, que siempre coincide con la carrera,  me levanté a las 4h15 de la mañana para preparar todo el ritual: untar los pies en Vicks Vaporub, las posibles rozaduras con vaselina, las mochilas (la que llevaba y la de Montes), etc... y a la Plaza del Ayuntamiento!! Eran las 5h30 y la plaza vivía el habitual run-run de esta prueba.
 Maravilloso Selfie con Oscar (Esprintes Ourense) y Paco Bao (TrotADAS). Así da gusto empezar la jornada!
Foto de familia de los TrotADAS y gentes de Valdeorras, que se acercaron al Bierzo. Gracias!
Tras los saludos a los amigos que se fueron acercando, me fui con mis amigos TrotADAS, Parra y Miguel, quien sería mi guía y mi acompañante en ese día. Salimos y fuimos bajando hacia el Puente Boeza. La táctica era sencilla: tratar de correr cuando pudiéramos y subir andando. Tras unos 3 kilómetros, y dado que Parra iba a hacer la travesía larga, se va hacia adelante y vamos a un ritmo más cómodo.

La bajada hacia Valdecañada había sido rellenada, con lo cual realizamos esa bajada corriendo. Qué gozada! Y llegamos a Villanueva de Valdueza poco más tarde de las 7h30. Allí nos avituallamos, saludamos a Juanma, que nos seguiría hasta Montes y enfilamos uno de los primeros escollos del recorrido: la subida de Villanueva, que llevamos a buen ritmo y que se me hizo más corta de otros años. Posteriormente afrontaríamos en una bajada algo resbaladiza hacia Valdefrancos y llaneo posterior a San Clemente, donde nos volvía a esperar Juanma. La temperatura era maravillosa y no llovía (de momento).
A la salida de San Clemente de Valdueza, antes de empezar la subida de la Ramosa
Tras despedirnos, y junto con David y su mujer, nos platamos en la Ramosa, mítica subida antes de los canales hacia Montes. La subida la llevaba bien, aunque el no ponerme la gorra hacía que el sudor se me metiera en los ojos. Parece mentira que caiga en ese error. Después de coronar, fuimos trotando y andando hasta llegar a Montes. Allí tocó avituallarnos nuevamente, cambiar de ropa y untarnos de crema, aunque el sol luego tardaría en aparecer.
 En Montes de Valdueza, Foto de Cundi Vega
Llevábamos más de 25 minutos de adelanto con respecto a otros años, y tras despedirnos de Juanma hasta Rimor, nos fuimos adentrando en el último escollo de la jornada, la subida desde Montes hasta los Doce Apóstoles.




Subiendo por las calles de Montes de Valdueza

La verdad es que la subida se me hizo más dura que otros años. Pero se nos echaba la niebla encima de nosotros y de repente la buena temperatura se tornó en frío y fina lluvia. Antes de coronar, nos habíamos adentrado el paisaje tenebroso y no nos quedó otra que ponernos el cortavientos, que no quitaríamos hasta Ferradillo.

Desde ese momento, y hasta prácticamente Rimor, coincidimos intermitentemente con Sara Vega, de l@s Mediátic@s Running de León, un placer compartir kilómetros contigo. Qué gran sonrisa duante toda la jornada!

A partir de ahí, las piernas empezaban a perder la frescura, pero fuimos caminando y trotando algo hasta llegar al tercer avituallamiento, en el que no paramos, y fuimos hacia Ferradillo. Mayúscula fue mi sorpresa cuando la carretera del Campo de las Danzas había sido asfaltada. Tras la sinuosa y pronunciada bajada, llegamos a Ferradillo a comer. Eran poco más de las 12h, y allí pudimos comer el bocata, comer fruta y bebernos una buena cervecita, hidratación a tope!!!
A la salida de Ferradillo, antes de empezar a bajar. Foto de Cundi Vega
Después de unos estiramientos, quedaba la temible bajada de casi 8 kilómetros hacia Rimor, que, gracias a una animadísima charla y con unos buenos consejos para trotar "sin impacto", llegamos a Rimor, donde nos volvía a esperar Juanma. En ese momento yo ya no tenía referencia porque mi fore había muerto en la bajada, así que no tenía ni idea en el tiempo en el que podría llegar. Dejo allí mis bastones.

Juanma nos acompañó hasta casi Toral de Merayo trotando, y ya nos quedaba subir el túnel y meternos en la eterna Senda de la Lola, que al final se te hace algo pesada. Ya el calor apretaba de lo lindo y a las 3h30 ya estábamos llegando a la Pasarela sobre el río Sil. No salía de mi asombro, ya estábamos aquí?

Tras subir la cuesta del Castillo, que "te remata", como dice Miguel, ya llegamos a la plaza de la Encina, donde el personal en las terrazas aplaudía de lo lindo a los "piraos" ésos que se pegaron un madrugón de aúpa para ir al monte.

Ya sólo quedaba la calle del reloj, para girar a la dererecha... y ahí estaba la meta!! Y cuando veo el crono... 9h56???? Cómo es posible? No hubiera pensado que llegaría en ese tiempo. Un trote más y... Llegamos!!!
Entrada "triunfal" en meta y posado con nuestros diplomas. Foto Cundi Vega
Tras dar buena cuenta de la empanada y tomar una caña fresca, recogimos el diploma y se reunieron Juanma y Merce con nosotros.

En resumen, una gran travesía, magnífica y exigente, pero que, gracias a un buen entreno de monte, bici y gimnasio, pudimos superar, bajando de las 10h, que era el objetivo "encubierto".

Muchísimas gracias a Miguel por acompañarme en esta nueva aventura, con una charla animada, con buenos consejos, pendiente que me hidratara convenientemente (mi talón de aquiles, sin duda), y por apreciar la grandeza de estos montes, que son una pasada.

También gracias a Juanma, que nos acompañó todo el día, y a los fotógrafos, en especial Cundi Vega, que se pasó todo el día haciendo fotos.

Gracias a todos!

Y el viento no pudo con el Cerdito Volador… Vig-Bay 2016

Habíamos dejado al Cerdito Volador en pleno ataque de canguelo a falta de tres días para la carrera objetivo de primavera.
Y el sábado por la mañana nos fuimos hasta Vigo, con las previsiones climatológicas nada halagüeñas para el domingo, lluvia y viento de cara, pero la ciudad olívica nos recibió con un sol espléndido, con unas pocas nubes y algo de viento, aún en ese momento pensaba que tal vez el tiempo nos respetaría.

Al llegar al Verbum, me encontré con mis compañeros de RunningParaTodos.com, que aparte de recoger su dorsal, entregaban folletos de información de las 21lunas y media, Media Maratón de Ponferrada.

Una riquísima cenita temprano en una pequeña pizzería cerca de Coia, donde nos alojábamos, y pronto para la cama.

El domingo sonó el despertador a eso de las 7h15 de la mañana. Al levantar la persiana, el panorama no pudo ser más desolador: lluvia a dolor y viento que daba miedo. ¿Cómo podría yo plantearme siquiera correr 21 kilómetros con éxito con semejante tiempo? En ese momento lanzo una duda en el whatsapp del club: ¿malla corta o larga? ¿camiseta de manga larga o manguitos? Una lluvia intensa podría dejarme las piernas heladas todo el camino… y el viento podría ser peor.

Tras un minuto en la calle… ¡¡¡¡¡el diluvio!!!!! Todos resguardándonos como podíamos, debajo de dónde fuera para no mojarnos. En ese momento me asalta la duda… ¿me pongo en la salida? No lo tenía nada claro, pero tras parar la lluvia, decido echarle ovarios y meterme en el cajón.
Resguardada bajo el diluvio. ¡Cómo llueve!
Suena el himno gallego (se me pone la carne de gallina), y tras finalizar… cesa la lluvia. ¡¡Milagro!! Sale la carrera, miro a mi compañero de Cofradía, con pena y preocupación, porque me asaltaron las dudas. ¿Podré ir sola durante 21 kilómetros? Ánimos de último momento y me lanzo a correr.

La serpiente multicolor va avanzando por la Avenida de Samil y me lleno de ambientazo total. ¡Incluso aparecía el sol! Vamos acabando el tramo cómodo y empezamos los cuatro kilómetros más duros orográficamente hablando: la subida a Canido y la larga cuesta de Mide. Poco a poco va estirándose el grupo de cola y llega el avituallamiento del kilómetro 5. Cojo mi botella, la abro y bebo a sorbos tranquilamente, incluso caminando unos 100 metros.  Llegado el kilómetro 6, empieza la bajada hacia Praia América en un recorrido cómodo y un ritmo tranquilo.

Paso por Saiáns, y en la rotonda distingo la casa de mi amigo Fernando, que vive en Madrid. En ese momento anoto en mi particular cuaderno de bitácora de esta carrera que les mandaría un saludo a él y a mi gran amiga Emilia. Ahí va!!

El viento es molesto, de cara toda la carrera, y se hace más patente a medida que perdemos el resguardo de las casas. En el kilómetro 10 abro un gel y me lo tomo, me quito el chubasquero y bajo ya al núcleo urbano de Nigrán. En ese momento llevo 1h11 de carrera y me encuentro bien, con ganas de correr, en un grupeto de 3 o 4 corredores que nos vamos adelantando sucesivamente.
En el kilómetro 11, volando en uno de los mejores tramos de la carrera (Foto Tito Limio9

Ya en Praia América, nos encontramos con el viento en su esplendor. Rodeamos el pabellón y enfilamos hacia Monte Lourido. Ahí ya hace complicado el correr, sobre todo hasta llegar al kilómetro 15, camino otros 100 metros para coger fuerzas, ya que no avanzo. En el avituallamiento, recojo una botella de agua, no la abro y me adentro en Monte Lourido. Miro por segunda vez el fore en toda la carrera: 1h49, mejor tiempo que en Oporto, satisfacción porque no vamos mal de piernas y de fuelle.

Finaliza la subida y ya llegando al 16, abro el segundo gel y bebo agua a sorbos. En ese momento me adelantan dos chicos y una chica, que me animan a seguirles. Acabo de beber y me lanzo en la última bajada antes de llegar a Ramallosa. Suenan gaitas que me emocionan y me encuentro en el punto en el que Mazoman me noqueó hace 3 años: subida antes del puente.

Allí me anima el público y yo, con el subidón de las gaitas, sé que Mazomán no me va a pillar. Subo con brío y cruzo el puente de Ramallosa, kilómetro 17. Comienza a llover con ganas, aunque ya cuando llevas más de dos horas corriendo ya te da igual.

Pasada la rotonda de entrada a Baiona, alcanzo a ver a mi compañero de Cofradía, nervioso porque no acababa de llegar. Me paro, le saludo, me recoge el chubasquero y me dice que me acompañará hasta meta, a mi lado, en la acera, para que los últimos kilómetros no se hagan duros.
Km.19, en las calles de Baiona. Mazomán quedaba muy atrás (Foto: FAZ Atletismo)

En las calles de Baiona, a falta de un kilómetro, no dejo de sentir los aplausos del público y que los corredores que volvían de meta. Las piernas están más cansadas, la cadera izquierda y la rodilla derecha me duelen, pero no dejo de adelantar a algunos corredores hasta la misma recta de meta.
Entrando en meta, recordando a todos los que me acompañaron en estos 21097m (Foto: Pili -RunningParaTodos.com)

Veo 2h35 de tiempo oficial y aprieto el paso para entrar en meta: 2h36h06 de tiempo oficial, 2h33:46 de tiempo neto, tres minutos más que hace tres años, pero con la satisfacción que haber corrido casi toda la carrera salvo unos 300m, sola, sin rendirme y centrada en pasarlo bien, a pesar del viento reinante.
Medalla a lo Rafa Nadal. Qué bien sientan estas victorias contra una misma!

Tras una rica ducha, animada comida con los compañeros de RunningParaTodos.com y a disfrutar de la tarde en Vigo, antes de regresar a Ponferrada el lunes.
Sólo me queda agradecer la labor de voluntarios, del público animoso y de los fotógrafos, que salieron a pesar del día desapacible, y a título particular: a los compañeros runners de mi club y a los amigos por los ánimos en los momentos más inseguros, a Jairo de FisioVital por tener las piernas a punto, a Alex Martínez (nuestro gran entrenador) por conocerme mejor que yo misma por sus entrenos y sus desvelos, a Juan y a mi familia, porque han sido pacientes a la hora de aguantarme en este largo tiempo desaparecida (con tantos entrenos y sin apenas tiempo), y a aquellos que, estéis donde estéis, en las nubes, no dejáis de mirar por este cerdito que el domingo sí voló.

Todos habéis sido el motor para seguir zapatilleando a lo largo de tantos kilómetros.Gracias a tod@s! :)


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