Hace unos días comentaba sobre una de las pruebas del verano y me quedan otras dos, pero permitidme que haga un salto en el tiempo para contaros la última correría de los Cerditos Voladores: el ansiado regreso de Juanma a las carreras con la Cofradía, después de dos años.
Así que tras analizar las tres carreras que había en los alrededores en Ponferrada (León, A Rúa y Coruña), nos decantamos por esta última porque tenía un recorrido agradecido, con mucha gente e ideal para volver a correr 10K.
Y amaneció el domingo, y nada más levantar la persiana, me encuentro con uno de los pasos kilométricos de la carrera. Bajamos a desayunar y nos damos un garbeo hasta el obelisco, estaba amaneciendo. Se enciende el "Modo carrera".
Al ponerme el traje de gala me doy cuenta que casi no tengo batería en el iPod, ni mi Fore enciende... Horror!! Plan B, un reloj cronómetro simplemente para llevar el tiempo de carrera.
Tras el calentamiento nos encontramos en la salida, a apenas 20 metros del Estadio de Riazor. Nos encontramos con los Correlegas de Correr En Galicia, en nuestra habitual foto-kedada previa a las carreras.
En el kilómetro 2, me doy cuenta que se me ha parado el crono al darle en el primer kilómetro. Sin referencias, le pregunto a Juanma cómo va y el tiempo que lleva: buenas noticias, son 4 minutos justos los que he perdido en reloj.
Al pasar por contrameta, nos toca la parte llana del recorrido, donde no voy cómoda porque llevo un punto, pero estoy más pendiente de mi compañero que de mis miserias. En ese momento, veo al vencedor afrontando su último kilómetro y medio. Vamos en el kilómetro 4.
Tras pasar por el Hotel María Pita, quedaba el peor tramo de la carrera, una subida hasta la Torre de Hércules. Sin prisa pero sin pausa, vamos afrontando el tramo de subida sin perder demasiado el ritmo. Pasado el kilómetro 5, veo que llevamos un buen ritmo, poco más de 32 minutos. ¡¡¡Bien!!!
Hacemos un giro de 180 grados y nos toca bajar todo lo que hemos subido, y aumentamos el ritmo.
El punto se ha ido, llevo bien las piernas, nada me duele y me veo con fuerzas. Voy pendiente de Juanma, cuya primera estrategia era correr lo que pudiera y afrontar el último tramo a cacos. Pero él va bien y me voy tranquila. Sigo de reojo las referencias en el reloj, y cuando alcanzamos el final de la bajada, ya en el km 8 veo que llevamos 51 minutos.
A él se le acaba el fuelle, le digo que no se rinda, me adelanto y le digo que me siga, que vamos bien. Subo el ritmo un poquito más y veo que me va siguiendo.
Desde aquí agradecer la labor de todos los voluntarios, de la organización, de los fotógrafos que se pasan una mañana entera haciendo fotos y subiéndolas a internet, para que podamos a tener un recuerdo de cada carrera.
En resumen, una gran carrera, fija en el calendario, excelente para hacer buena marca, y que nos dan la mejor de las perspectivas para esta nueva temporada, en la que los cerditos vamos perdiendo tocino, gramo a gramo.
¡Hasta la próxima!