En el mundo de las carreras populares no todos vuelan, y después de los vencedores, llega el furgón de cola y el coche escoba.

Y es en ese lugar donde el running se ve de modo diferente.

Perseguimos a las gacelas a nuestro ritmo: el trote cochinero...


21 lunas y media: desde el voluntariado...

A lo largo de estos algo más de 2 años que llevo reenganchada al running, he participado en 30 carreras, y el punto de vista de un corredor es completamente diferente al del de un organizador.

En la quinta edición de la Media Nocturna, y después de haber participado en las cuatro ediciones anteriores, decidí que no me iba a apuntar, dado que no había prueba de 10K. Pero siempre me rondó la cabeza de ayudar a la organización, porque en eventos de este tipo suelen faltar manos para que las cosas salgan bien y, tras el anuncio del Ayuntamiento de la convocatoria de voluntarios, allí que me apunté.

Los voluntarios hemos ayudado a la organización en las tareas más diversas: preparación de bolsas del corredor, información, consigna, salida y meta, movilidad, preparación y entrega de agua y sales en los avituallamientos...

En mi caso, la tarea encargada era la de colaborar con la Policía Local en materia de movilidad, dado que otros años sólo la policía local regulaba el tráfico y este año, al ser homologada, el circuito debía permanecer cerrado durante toda la prueba. De ahí la importante labor de los voluntarios, con el fin de que los policías locales se encarguen de los cruces importantes y rotondas y los voluntarios sean sus colaboradores.

Durante las horas previas, nos reunimos con la policía local, con el fin de conocer nuestra ubicación, las labores a realizar y resolver las diferentes dudas que pudieran surgir. Ya sólo quedaba esperar a que llegara la hora y seguir las instrucciones de los agentes. Mi ubicación en la carrera me permitía ver dos veces el paso de los corredores, en la cuesta previa al cruce del río (denominado "puente de Cubelos"). Un lugar muy agradecido.

A unos escasos 30 metros se encontraba en avituallamiento del km5, con botellas de agua en baldes con hielo (por fin líquido fresco, a diferencia del agua caldosa de las 2 ediciones anteriores). El baile de voluntarios preparando las mesas, las botellas y los vasos llamaba la atención de los viandantes de la Avenida de la Puebla. Los vecinos, avisados por los carteles puestos en los portales de la zona, se acercaban y preguntaban cuándo empezaba esa carrera y a qué hora pasarían por allí. Una expectación que me agradó mucho, dado que los ponferradinos no somos muy dados a salir a la calle a ver carreras (salvo la milla de la Encina, cuando vienen corredores internacionales).

Con Carmen (mi compañera de ULE Bierzo) antes de que empezara en su puesto en el Avituallamiento 5K.

Tras cortar las calles, pude comprobar que el civismo de ciertos automovilistas brilla por su ausencia, quejándose del corte de las calles, alegando que ellos tienen más derecho que los deportistas, y que si bien estaban al favor de las carreras, no entendían cómo se podía cortar el tráfico del centro de la ciudad... ¿¿Cómo van a hacer cuando se desarrolle el Mundial de Ciclismo?? En fin... En Ponferrada tenemos la "maravillosa" costumbre de salir en coche hasta para recorrer 100m para comprar el pan. Yo tuve que dejar mi turismo en el Toralín a las 18h y me moví por toda la ciudad andando (incluido subir a Cuatrovientos a casa), recuperando la sensación de recorrer a pie las calles céntricas de mi ciudad sin morir en el intento.

Una irónica recomendación para los organizadores: el año que viene buzoneo a todos los vecinos y cierre TOTAL del tráfico. Así fomentaremos el uso del transporte público y el hábito saludable de caminar. :)

Los clientes del bar de enfrente salieron a la calle a animar y jalear a todos los participantes. De haber estado participando en la carrera, os aseguro que subiría la cuesta como un cohete (uno con el anagrama del cerdito volador). :)

Una vez pasados de todos los corredores, tras recibir la orden de la policía local, abrimos el tráfico por nuestra zona, para alivio de algunos, y nos encaminamos hacia la meta, para animar los últimos 500m de entrada al Colomán Trabado, hasta que llegó el último corredor.

Tras la entrega de trofeos, nos quedamos l@s chic@s ULE tomándonos unas cañas, haciendo unas fotos y bailando al son de la música española.

Espero que lo hayáis pasado bien y esperamos vernos todos el año que viene. Y a poder ser, todos con dorsal en la salida...

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