En el mundo de las carreras populares no todos vuelan, y después de los vencedores, llega el furgón de cola y el coche escoba.

Y es en ese lugar donde el running se ve de modo diferente.

Perseguimos a las gacelas a nuestro ritmo: el trote cochinero...


Tenho saudade do Porto... un año después de la Maratona

El día 28 de octubre se desarrolló la Maratona do Porto, y es imposible no recordar que hace un año, el 6 de noviembre de 2011, estábamos allí, en la Rúa Júlio Dinis, llenos de aquel ambiente magnífico, de la emoción de los maratonianos y futuros maratonianos.

Porto es una ciudad especial para mí. Enamorada de la Capital del Douro desde mi época de estudiante Erasmus, tenía curiosidad por saber cómo sería una carrera allí. La Maratona salía del mismo lugar que, unos cuantos años antes, me había visto marchar en un autocar camino de casa una vez finalizado mi aventura estudiantil en Portugal.

Juanma con Fran, de Desnivel Positivo, uno de los "liantes" para que estuviéramos en Porto

Así que fruto de arrebato de optimismo runneril, nos dejamos "embaucar" por nuestros amigos de Desnivel Positivo y el CAR Marisqueiro, que nos animaron a participar en la carrera familiar hermana de la Maratona, 15 kilómetros, compartiendo 10 con los maratonianos, por la avenida de Boavista y a orillas del Océano y la desembocadura del Río Duero.
La tensa espera, antes de la salida!!!

Nunca habíamos corrido 15 kilómetros y decidimos tomárnoslo con calma, sin presión, con el objetivo de pasarlo bien, vivir el ambiente de la carrera y llegar a meta, sin cronómetros... Y así, sin quererlo, fuimos haciendo kilómetros, con un recorrido favorable y rodeados de corredores, unos en la carrera corta y otros en la distancia de Filípides.

Allá por el kilómetro 6, camino del Castelo da Foz, adelantamos a nuestros querido amigo y compañero Paco Bao, que perseguía su sueño, el de acabar sus primeros 42195m. Y tras llegar al kilómetro 10, despedimos a nuestros compañeros de viaje y volvimos hacia el Parque da Cidade, en tiempos de MMP en 10Km, sin reloj, sin preocupación por el tiempo.

Tras regresar al Castelo do Queijo, ya sólo quedaba un kilómetro de subida para llegar a la meta, en el Parque da Cidade, con muchísimo público, y 1h32 minutos después de haber salido de la Praça da Galiza. Felices y contentos, habíamos conseguido nuestro objetivo.

Misión cumplida!!! Nos lo hemos pasado genial!! :)

Un año después, seguimos persiguiendo a los galgos al mismo ritmo (bueno, eso intentamos) y buscamos ya nuestros nuevos retos...

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