Todas las carreras intentan tener un encanto especial o algo que les diferencie del resto: bien porque se recorren calles que de otro modo no se podría (maratones como Madrid o Nueva York), por ser nocturnas (como Ponferrada o Celanova) o porque van por un paraje diferente. Ése era el propósito de Bodegas Gordonzello, que querían combinar enoturismo y running, y organizaron una carrera en Gordoncillo, sede de sus bodegas, con el fin de que el público practicara deporte, pasara un día en familia y conociera sus viñedos y sus caldos.
Y allí nos fuimos, el compañero de kilómetros y yo, a disfrutar de un día en el campo y conocer la zona (en mi caso). El propósito era correr esos 10kms (que al final fueron 10.5) con calma, como si de una tirada larga se tratara, ya que ayer tocaban 75 minutos.
Nada más llegar al pueblo, frente a la bodega, teníamos un "parking-leira" donde poder dejar nuestro coche. Recogí el dorsal, y a calentar un poquito. Por ahí andaba David de "El Chorco", micro en mano haciendo entrevistas, y nada! preguntando cómo veníamos sólo 2 de Ponferrada. Que luego no digan que no fui avisando de la carrera entre mis compis... Después del momento TV, ya tocó ponerse en la línea de salida.
Tras un recorrido por el propio pueblo de Gordoncillo, ya nos encaminamos hacia los campos de cereal y las viñas, en un constante sube-baja, marcado por un molestísimo viento, que cuando venía de cara, hacía que te echaras a caminar. Y con la calma que me caracteriza, nos fuimos acompañando otra participante, en su primera carrera, y yo por ese paisaje estupendo.
Tras el primer avituallamiento vino la subida más fuerte, con más viento, y finalmente ya quedaba llanear y bajar levemente hacia la bodega. El paisaje estupendo, y el clima también, si no fuera por el viento. Un segundo avituallamiento en la recta de las viñas, a falta de kilómetro y medio, y entramos de nuevo en la bodega, aplaudidos por un montón de gente que había llegado.
El tiempo es lo de menos, porque el "entreno con dorsal" duró lo que tenía previsto, 70 minutos, finalizando a ritmo cochinero de 6', con 10.5kms de recorrido. Maravillosa bolsa del corredor, con vino, barritas, agua, fruta y camiseta. Una reparadora ducha en las instalaciones de la bodega, con agua templada (lo mejor para los músculos), y tras la entrega de trofeos, muy divertida por el pesaje de los ganadores, nos comimos una riquísima paella en el recinto de la bodega, al solete (que quema), en una tertulia muy divertida con la gente de León (gracias David por dejarnos un hueco!).
Tras la visita a la bodega, mientras que algunos veían y sufrían el partido de Rafa Nadal en pantalla grande, nosotros ya nos encaminamos al Bierzo, encantados del trato y del día, que estuvo genial.
Esperamos que la carrera vaya a más, ya que el trabajo de la gente de la bodega, de los voluntarios y demás, fue encomiable. ¡Nos vemos en Gordoncillo!
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