Aunque tengo pruebas y acontecimientos pendientes que contar, que no hago por falta de tiempo para sentarme con la tranquilidad que me gusta para escribir, hoy me acerco a esta tribuna para contaros una de mis pruebas favoritas: la Travesía Integral de los Montes Aquilianos, que se celebró el pasado 4 de junio.
Esta prueba, que consta de dos modalidades: 63 y 47 kilómetros, es un clásico entre las travesías de montaña del Norte de España y son cientos los participantes que se acercan a Ponferrada para pasar un día entre nuestros montes.
Tras una noche sin dormir, por la cena de la Federación de Peñas de la S.D. Ponferradina, que siempre coincide con la carrera, me levanté a las 4h15 de la mañana para preparar todo el ritual: untar los pies en Vicks Vaporub, las posibles rozaduras con vaselina, las mochilas (la que llevaba y la de Montes), etc... y a la Plaza del Ayuntamiento!! Eran las 5h30 y la plaza vivía el habitual run-run de esta prueba.
La bajada hacia Valdecañada había sido rellenada, con lo cual realizamos esa bajada corriendo. Qué gozada! Y llegamos a Villanueva de Valdueza poco más tarde de las 7h30. Allí nos avituallamos, saludamos a Juanma, que nos seguiría hasta Montes y enfilamos uno de los primeros escollos del recorrido: la subida de Villanueva, que llevamos a buen ritmo y que se me hizo más corta de otros años. Posteriormente afrontaríamos en una bajada algo resbaladiza hacia Valdefrancos y llaneo posterior a San Clemente, donde nos volvía a esperar Juanma. La temperatura era maravillosa y no llovía (de momento).
La verdad es que la subida se me hizo más dura que otros años. Pero se nos echaba la niebla encima de nosotros y de repente la buena temperatura se tornó en frío y fina lluvia. Antes de coronar, nos habíamos adentrado el paisaje tenebroso y no nos quedó otra que ponernos el cortavientos, que no quitaríamos hasta Ferradillo.
Desde ese momento, y hasta prácticamente Rimor, coincidimos intermitentemente con Sara Vega, de l@s Mediátic@s Running de León, un placer compartir kilómetros contigo. Qué gran sonrisa duante toda la jornada!
A partir de ahí, las piernas empezaban a perder la frescura, pero fuimos caminando y trotando algo hasta llegar al tercer avituallamiento, en el que no paramos, y fuimos hacia Ferradillo. Mayúscula fue mi sorpresa cuando la carretera del Campo de las Danzas había sido asfaltada. Tras la sinuosa y pronunciada bajada, llegamos a Ferradillo a comer. Eran poco más de las 12h, y allí pudimos comer el bocata, comer fruta y bebernos una buena cervecita, hidratación a tope!!!
Juanma nos acompañó hasta casi Toral de Merayo trotando, y ya nos quedaba subir el túnel y meternos en la eterna Senda de la Lola, que al final se te hace algo pesada. Ya el calor apretaba de lo lindo y a las 3h30 ya estábamos llegando a la Pasarela sobre el río Sil. No salía de mi asombro, ya estábamos aquí?
Tras subir la cuesta del Castillo, que "te remata", como dice Miguel, ya llegamos a la plaza de la Encina, donde el personal en las terrazas aplaudía de lo lindo a los "piraos" ésos que se pegaron un madrugón de aúpa para ir al monte.
Ya sólo quedaba la calle del reloj, para girar a la dererecha... y ahí estaba la meta!! Y cuando veo el crono... 9h56???? Cómo es posible? No hubiera pensado que llegaría en ese tiempo. Un trote más y... Llegamos!!!
En resumen, una gran travesía, magnífica y exigente, pero que, gracias a un buen entreno de monte, bici y gimnasio, pudimos superar, bajando de las 10h, que era el objetivo "encubierto".
Muchísimas gracias a Miguel por acompañarme en esta nueva aventura, con una charla animada, con buenos consejos, pendiente que me hidratara convenientemente (mi talón de aquiles, sin duda), y por apreciar la grandeza de estos montes, que son una pasada.
También gracias a Juanma, que nos acompañó todo el día, y a los fotógrafos, en especial Cundi Vega, que se pasó todo el día haciendo fotos.
Gracias a todos!