Porto siempre ha tenido un especial significado para mí. He vivido algunos de los mejores momentos de mi vida, siendo estudiante. Allí acabé mis estudios, presenté mi proyecto fin de carrera y allí disfruté de la compañía de grandes amigos. Siento una especial predilección por pasear por sus calles, una combinación de edificios decrépitos y grandes edificaciones, disfrutar de su gastronomía y de su ambiente nocturno.
Si no viviera en España, seguramente sería una portuense más.
Por ello cada dos años (curiosamente los años impares), me permito una escapada de dos o tres días, para volver a vivir aquella sensación. Tanto en el 2011 como en el 2013 he decidido coincidir ese viaje con la Maratona do Porto y compartir kilómetros con los maratonianos participando en la Family Race de 16 kms. La carrera número 45 merecía esa visita.
Así que allí que nos fuimos el sábado, con más dudas de lo habitual dado que llevábamos apenas 1 mes y medio de entrenamiento serio. Un percance con mi coche en Tui estuvo apunto de arruinar el viaje y no dejarnos seguir hasta destino, pero la grúa llegó rápidamente y seguimos viaje en tren. Allí se quedó mi balita granate y yo en tren desde Valença.
La ciudad "invicta" nos recibió con lluvia y un día gris. Nos fuimos a comer y bajamos hasta la Alfândega a por los dorsales, pero... ¡¡horror!! empezó a llover torrencialmente. Qué manera de llover!!! Nos calamos, a pesar de llevar un paraguas.
En la Alfândega el ambiente era increíble. Se respiraba running por todas partes, la entrega de los dorsales era fluida, los voluntarios atendiéndonos en castellano (yo suelo hablar portugués). Nos dieron el dorsal, la camiseta para correr con ella, y una bolsa con publicidad, la bolsa de guardarropa y las etiquetas correspondientes.
Una vez que dimos una vuelta por la feria del corredor, decidimos arriesgarnos y salir a la calle. Seguía lloviendo pero teníamos la hora justa. Así que subimos hasta el hotel y seguimos con nuestros planes.
Al día siguiente nos levantamos a las 6h30 para bajar a desayunar a las 7h. Maratonianos por todas partes, algunos con el dorsal puesto. El desayuno en carreras de larga distancia es fundamental. Y lo hicimos a conciencia!! El día era espectacular, las nubes se habían ido y el sol era radiante.
A las 8h30 habíamos quedado con nuestros amigos Trotadas Carlos y Miguel, que realizarían su maratón 78 y 15 respectivamente (olé por ellos). Después de dejar la bolsa en el guardarropa, tuvimos un rato de charla con Carlos y Miguel, y sus incondicionales animadores Raquel, Merce y Litos, y nos hicimos las fotos de rigor.
Quedaban casi 15 minutos y casi no habíamos calentado. Así que trotamos un poco, hicimos unos estiramientos y nos pusimos en la salida. Qué emoción!!! La música, los locutores, los ánimos que nos daban... cinco mil corredores metidos en sus cajones emocionados... Y la salida!!!
El primer kilómetro era de subida, Rúa Julio Dinis arriba hasta la rotonda de Boavista. Fuimos poco a poco hasta llegar arriba y tranquilizar nuestras pulsaciones. Pronto encontramos nuestro sitio, con parciales "tranquilos". Son 16 kilómetros, me decía. Desde la Vig-Bay no corría más de 10kms en carreras.
Con parciales de 6'20 a 6'30 el avituallamiento del kilómetro 5 en menos de 32 minutos. Nos avituallamos con calma, sin pararnos, y seguimos nuestra carrera. Al pasar por la meta, sonaba una batukada, que nos puso las pilas. Pedazo subidón!!!
Finalizo la bajada de la Avenida de Boavista, que posteriormente tendríamos que subir en el último kilómetro. Llegamos al Castelo do Queijo y enfilamos paseo arriba hacia Matosinhos. Yo no conocía esa parte del recorrido y me lo tomé con calma. Fuimos pasando tramos de adoquín y asfalto viendo como los más rápidos iban volviendo por el otro carril.
Llegando al kilómetro 10 nos encontramos a Carlos y a Miguel, animándonos al otro lado de la carretera, y un poco más allá a los animadores, a los que se había unido Sergio, otro trotadas, que nos sorprendió con su presencia. Gracias chic@s!!!
Fuimos volviendo por donde vinimos y viendo a los últimos corredores que iban cerrando la carrera. Llegamos al avituallamiento del kilómetro 15, y la temida subida final. Pero después de todo ese tiempo, y 1h45 de carrera, no podía más que ponerme mi mejor sonrisa de las grandes ocasiones, y tirar de mi compañero como él había tirado de mí los 3 últimos kilómetros.
¡¡Vamos!! Allí a lo lejos se oía la música de meta y fuimos acercándonos con los ánimos del personal que había llegado a meta. La alfombra roja nos esperaba!!! Y allí estábamos, con nuestra enorme sonrisa, cruzando el arco de meta en 1h50'12.
P.D.: Desde aquí dar las gracias a Talleres Hermida de Tui por dejarme el coche listo para volver a acompañarme en nuevas aventuras!!
3 comentarios:
Es siempre un placer compartir kms con vosotros, hasta la próxima.
Esas carreras especiales que te hacen reencontrarte con tu pasado son la leche...conozco Oporto de un viaje que hicimos en el 2009 y lo pasamos muy bien con bus turistico y todo,alguna fachada limpiaria pero supongo que ese es su encanto,jajaja. Veo que hicisteis una carrera fantastica e inteligente, guardando fuerzas cuando habia que hacerlo y se ve que estas mas en forma que en la de Leon, esos entrenamientos van haciendo su efecto,Que sigais asi de bien mejorando y felicidades¡¡¡
Un abrazo.
Muchas gracias Rafa!
Ya veo que tú también te estás preparando duro!!!
Existen ciertas carreras especiales, Oporto y Ourense lo son. Oporto ya pasó, Ourense está por llegar!! :)
Un abrazo!
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