Hay carreras que se significan por alguna característica especial, como un recorrido, un ambiente especial, una organización sobresaliente... Los 10Km de León permiten tener las calles para ti, lejos de coches, y finalizar delante de la catedral, imponente.
Y allá que nos fuimos, después de madrugar un pelín (las 7h), intranquilos porque hacía 4 meses de nuestra última carrera de 10Km, en O Barco. Llevamos cuatro semanas de entrenos "dirigidos" con Alex Martínez y toda la gente de Running para todos, y nos lo íbamos a tomar como una prueba de nuestro estado de forma previo a próximas carreras.
El ambiente era increíble. Llevaba 4 meses alejada del circuito de carreras de León y me he encontrado con mucha gente del mundo del running y de mi antiguo trabajo en INTECO. Me ha encantado saludaros!!!
Después de calentar, nos dirigimos al último cajón, nos dimos muchos ánimos y salimos pitando!!! Mucho público en la salida, en la plaza de toros. Fuimos buscando nuestro sitio en los primeros kilómetros, con un ritmo poco cómodo que fuimos encontrando sobre el kilómetro 2, llegando a Guzmán.
Luego llegaría el paseo de la Condesa y el Parador. Y ahi empezaba la "semi-soledad", camino de los chalets de Carbajal y el final de Eras. Había público, pero animaba poquito, la verdad, supongo que cansados de ver pasar gente durante 20 minutos. Yo iba cómoda, pero mi compañero de kilómetros no acababa de encontrarse.
En el kilómetro 5 llegó el avituallamiento, con agua fresquita, reduzco el ritmo y bebo con tranquilidad. Quedaba el tramo de subida de la calle Unicef, casi el último escollo de la carrera antes de volver hacia el centro. Me concentro en mi zancada y subo a buen ritmo, por fin arriba!!!
Veo un río constante de corredores delante de mí, y veo que me falta mi compañero. Miro hacia atrás, espero y le hago de liebre, tal y como hizo él durante tantas carreras. No va cómodo. Pasan los kilómetros y volvemos al centro.
Pasamos el Edificio Europa y me animo. Quedan dos kilómetros y empiezo a tirar. Me encuentro bien y me sale la sonrisa de las grandes ocasiones, la de disfrutar corriendo. Después de muchas carreras y muchos ratos amargos, me gusta correr. Empiezo a adelantar a los que me preceden. Llego a Renueva. Sólo queda un kilómetro y miro mi cronómetro. Llevo una hora.
Tuerzo a Ramón y Cajal y en la mitad de la calle, miro hacia atrás. No veo a mi compañero. Pasan unos segundos y ya viene ahí. Miro hacia adelante, tranquila, y sonrío. Y voy hacia el casco histórico. Unas niñas animan por mi nombre. Tira, tira!!! Giro a la izquierda y la última cuesta camino a la "gloria", la de saludar a la Pulchra Leonina. Qué larga se me hizo aquella cuesta, pero ahí estaba, la Catedral y la meta.
Paro el cronómetro antes de la 1h06. No es un gran tiempo, es cierto, pero sentí una felicidad inmensa de probarme y ver que mi cuerpo respondía en su medida. Eso me da ganas de seguir corriendo y de disfrutar de esto.
Empieza la temporada, y esto es sólo el principio.