Nos habíamos quedado en Porto, después de un subidón tremendo.
A la vuelta. y tras dudar y dudar, decidí apuntarme a una de las clásicas del calendario gallego de carreras: la 40ª edición de la Carreira Popular do San Martiño de Ourense, un 10K homologado que cada año concentra a miles de runners y cuyo recorrido entretenido y ambientazo hace que repitas.
Me apunté a falta de menos de dos horas para el cierre de inscripciones y gracias a que un amigo del Club Atletismo A Rúa me recogió el dorsal, viajé el mismo día a la Capital del Termalismo.
Según íbamos acercándonos a Ourense el panorama no podía ser más desalentador: lluvia a tope y una bajada peligrosa por Os Peares hizo presagiar una carrera en mojado, con lo peligroso que puede ser en un recorrido con adoquín en algunos tramos.
Tras saludar y tomar un café con mis amigos Guille y Victor, tocó calentar bajo la lluvia. Sólo recuerdo una jornada con la misma pinta: una Carreira Popular en Monforte, donde cayeron chuzos de punta toda la mañana. Se suspendió la fotokedada de Correr En Galicia, y me coloqué en el cajón correspondiente.
La salida, espectacular como siempre, un mar multicolor de corredores afrontaba las primeras rampas subiendo hacia la estación de tren, rodeada a izquierda y derecha, bajamos hasta el Puente Romano, donde animaba un grupo musical.
Tras cruzar el Miño, tocaba la subida de la Rúa do Progreso hasta llegar al mercado. Siempre fui rodeada de muchos corredores, y miraba muy de vez en cuando de reojo el Fore, sin prestarle demasiada atención.
Rodeamos el mercado y escucho unas voces detrás de mi: era una cuádriga romana, tirada por unos corredores, que hacían que el cachondeo fuera en aumento cuando el recorrido era desfavoble. Había dejado de llover y nos fuimos adelantando mutuamente hasta dejar la Avenida de Portugal para enfilar la subida de la Calle Marcelo Macías hacia el Jardin del Possío.
La segunda parte del recorrido es más favorable, Carlos me adelanta y se va hacia adelante. Tras llegar de vuelta al Possío, nos adentramos en el casco histórico. El suelo es más resbalalizo, y hay que ir con precaución. Me encontraba bien, con buenas sensaciones. y con ganas de seguir corriendo. De vuelta a centro, tras la zona peatonal, llegamos al Campus.
Era casi el kilómetro 8 y, a pesar de llevar ya tanto tiempo, veía que mi ritmo no había decrecido, sino que iba aumentando, a menos de 5'50 el kilómetro, ritmo que iría mejorando en lo que quedaría de carrera. Guau!!! Eso sí que es volar!!!
Crucé nuevamente el Miño y quedaba la temida cuesta del barrio de A Ponte, para luego rodear una plaza y llegar nuevamente al Puente Romano, para darlo todo hasta llegar a meta. Cuando paré el crono, no podía creerlo: 1h01'45"!!! Ocho minutos menos que el año pasado!!
Tras saludar nuevamente a Carlos Revuelta, que había entrado uno rato antes, pude tomar una buena ducha caliente en las instalaciones del Pabellón de Os Remedios.
En resumen, un carrerón, para mi humilde ritmo, pero que es una buena base para ir mejorando, ya que vamos entrenando a buen ritmo, con buenas sensaciones, que luego se traducen en otras carreras que os iré contando.
¡Nos vemos!