Aunque tengo pruebas y acontecimientos pendientes que contar, que no hago por falta de tiempo para sentarme con la tranquilidad que me gusta para escribir, hoy me acerco a esta tribuna para contaros una de mis pruebas favoritas: la Travesía Integral de los Montes Aquilianos, que se celebró el pasado 4 de junio.
Esta prueba, que consta de dos modalidades: 63 y 47 kilómetros, es un clásico entre las travesías de montaña del Norte de España y son cientos los participantes que se acercan a Ponferrada para pasar un día entre nuestros montes.
Tras una noche sin dormir, por la cena de la Federación de Peñas de la S.D. Ponferradina, que siempre coincide con la carrera, me levanté a las 4h15 de la mañana para preparar todo el ritual: untar los pies en Vicks Vaporub, las posibles rozaduras con vaselina, las mochilas (la que llevaba y la de Montes), etc... y a la Plaza del Ayuntamiento!! Eran las 5h30 y la plaza vivía el habitual run-run de esta prueba.
Maravilloso Selfie con Oscar (Esprintes Ourense) y Paco Bao (TrotADAS). Así da gusto empezar la jornada!
Foto de familia de los TrotADAS y gentes de Valdeorras, que se acercaron al Bierzo. Gracias!
Tras los saludos a los amigos que se fueron acercando, me fui con mis amigos TrotADAS, Parra y Miguel, quien sería mi guía y mi acompañante en ese día. Salimos y fuimos bajando hacia el Puente Boeza. La táctica era sencilla: tratar de correr cuando pudiéramos y subir andando. Tras unos 3 kilómetros, y dado que Parra iba a hacer la travesía larga, se va hacia adelante y vamos a un ritmo más cómodo.
La bajada hacia Valdecañada había sido rellenada, con lo cual realizamos esa bajada corriendo. Qué gozada! Y llegamos a Villanueva de Valdueza poco más tarde de las 7h30. Allí nos avituallamos, saludamos a Juanma, que nos seguiría hasta Montes y enfilamos uno de los primeros escollos del recorrido: la subida de Villanueva, que llevamos a buen ritmo y que se me hizo más corta de otros años. Posteriormente afrontaríamos en una bajada algo resbaladiza hacia Valdefrancos y llaneo posterior a San Clemente, donde nos volvía a esperar Juanma. La temperatura era maravillosa y no llovía (de momento).
A la salida de San Clemente de Valdueza, antes de empezar la subida de la Ramosa
Tras despedirnos, y junto con David y su mujer, nos platamos en la Ramosa, mítica subida antes de los canales hacia Montes. La subida la llevaba bien, aunque el no ponerme la gorra hacía que el sudor se me metiera en los ojos. Parece mentira que caiga en ese error. Después de coronar, fuimos trotando y andando hasta llegar a Montes. Allí tocó avituallarnos nuevamente, cambiar de ropa y untarnos de crema, aunque el sol luego tardaría en aparecer.
En Montes de Valdueza, Foto de Cundi Vega
Llevábamos más de 25 minutos de adelanto con respecto a otros años, y tras despedirnos de Juanma hasta Rimor, nos fuimos adentrando en el último escollo de la jornada, la subida desde Montes hasta los Doce Apóstoles.
Subiendo por las calles de Montes de Valdueza
La verdad es que la subida se me hizo más dura que otros años. Pero se nos echaba la niebla encima de nosotros y de repente la buena temperatura se tornó en frío y fina lluvia. Antes de coronar, nos habíamos adentrado el paisaje tenebroso y no nos quedó otra que ponernos el cortavientos, que no quitaríamos hasta Ferradillo.
Desde ese momento, y hasta prácticamente Rimor, coincidimos intermitentemente con Sara Vega, de l@s Mediátic@s Running de León, un placer compartir kilómetros contigo. Qué gran sonrisa duante toda la jornada!
A partir de ahí, las piernas empezaban a perder la frescura, pero fuimos caminando y trotando algo hasta llegar al tercer avituallamiento, en el que no paramos, y fuimos hacia Ferradillo. Mayúscula fue mi sorpresa cuando la carretera del Campo de las Danzas había sido asfaltada. Tras la sinuosa y pronunciada bajada, llegamos a Ferradillo a comer. Eran poco más de las 12h, y allí pudimos comer el bocata, comer fruta y bebernos una buena cervecita, hidratación a tope!!!
A la salida de Ferradillo, antes de empezar a bajar. Foto de Cundi Vega
Después de unos estiramientos, quedaba la temible bajada de casi 8 kilómetros hacia Rimor, que, gracias a una animadísima charla y con unos buenos consejos para trotar "sin impacto", llegamos a Rimor, donde nos volvía a esperar Juanma. En ese momento yo ya no tenía referencia porque mi fore había muerto en la bajada, así que no tenía ni idea en el tiempo en el que podría llegar. Dejo allí mis bastones.
Juanma nos acompañó hasta casi Toral de Merayo trotando, y ya nos quedaba subir el túnel y meternos en la eterna Senda de la Lola, que al final se te hace algo pesada. Ya el calor apretaba de lo lindo y a las 3h30 ya estábamos llegando a la Pasarela sobre el río Sil. No salía de mi asombro, ya estábamos aquí?
Tras subir la cuesta del Castillo, que "te remata", como dice Miguel, ya llegamos a la plaza de la Encina, donde el personal en las terrazas aplaudía de lo lindo a los "piraos" ésos que se pegaron un madrugón de aúpa para ir al monte.
Ya sólo quedaba la calle del reloj, para girar a la dererecha... y ahí estaba la meta!! Y cuando veo el crono... 9h56???? Cómo es posible? No hubiera pensado que llegaría en ese tiempo. Un trote más y... Llegamos!!!
Entrada "triunfal" en meta y posado con nuestros diplomas. Foto Cundi Vega
Tras dar buena cuenta de la empanada y tomar una caña fresca, recogimos el diploma y se reunieron Juanma y Merce con nosotros.
En resumen, una gran travesía, magnífica y exigente, pero que, gracias a un buen entreno de monte, bici y gimnasio, pudimos superar, bajando de las 10h, que era el objetivo "encubierto".
Muchísimas gracias a Miguel por acompañarme en esta nueva aventura, con una charla animada, con buenos consejos, pendiente que me hidratara convenientemente (mi talón de aquiles, sin duda), y por apreciar la grandeza de estos montes, que son una pasada.
También gracias a Juanma, que nos acompañó todo el día, y a los fotógrafos, en especial Cundi Vega, que se pasó todo el día haciendo fotos.
Gracias a todos!