NOTA: Esta crónica lleva escrita varias semanas. Pero es hoy cuando por fin la publico.
Muchos de los os pasáis por aquí sabéis que vivo en Ponferrada, y muchos también sabéis que no me gusta correr en casa. Será manía mía, tal vez porque me da vergüenza, o por otras causas. El caso es que llevaba años sin participar en carreras en la ciudad, más allá de la San Silvestre o, más recientemente, los 5000 pasos contra el Cáncer.
Este año la organización de las 21 Lunas y Media había decidido preparar una prueba paralela a los 21K, de 8 kilómetros, lo que abre el abanico a los menos osados para que puedan participar y disfrutar del running nocturno en la ciudad. Después de la Travesía de Aquilianos me vine arriba y decidí apuntarme al 8K. Desde Aquilianos había salido un par de días con la bici y un entreno con el club. La semana anterior a la carrera apenas había hecho nada, pero me veía con ganas de correr.
El viernes ya tenía un "come-come" muy grande y tras la jornada matinal de trabajo del sábado, los nervios se fueron apoderando más de mí. No sabía qué comer, no quise dormir siesta, y después de recoger el dorsal a media tarde, no sabía qué merendar-cenar. ¿Qué me pasaba? Después de 75 carreras, ¿la 76 iba a ser diferente?
Eran las 20h30 y la carrera empezaba a las 22h15. Una ducha fresquita para activar las piernas, me puse el "uniforme de gala", dejamos el coche en meta, y me fui trotando a la salida. La temperatura era muy buena, incluso algo fresca, y cuando llegué al castillo me encontré con los compañeros de RunningParaTodos para calentar. El ambiente fue creciendo a medida que se iba acercando la hora de la salida. Tras las pertinentes fotografías y desearnos suerte a todos, se dio la salida.
Tras pasar el kilómetro 5, sólo quedaba subir hasta Correos, recoger el avituallamiento, y acabar en el falso llano. Ahí seguí más o menos concentrada hasta que me adelantó Alex, que iba con la bici detrás de Sergio Sánchez, ganador en la media maratón.
En los últimos kilómetros ya sólo quedaba apretar para adelantar a algunas corredoras, para plantarme en la pista del Colomán Trabado en menos de 53'44", contenta y con muy buenas sensaciones, teniendo en cuenta que contaba con hacer sobre unos 55 minutos, a mi ritmo lento.
Recogí medalla, avituallamiento y me cambié de ropa y esperé con mis compañeros de club por los valientes de la media maratón. Allí nos enteramos que el club había hecho pleno en el podio femenino en los 8K. Bien por Carmen, Lucía y Patricia!!!
Es una lástima que una prueba que, en el mes de julio tenía mucho tirón porque era la única media maratón del noroeste, tras bailes de horarios y fechas, en junio no lo tenga tanto, teniendo en cuenta que al día siguiente era la media maratón de Burgos.
Y también recomendar que la entrega de premios no se demore más allá de la llegada del último corredor, ya que aún se tuvo que esperar una hora más para la entrega de trofeos.