Tal y como comentaba en el post anterior, tenía una especia de runrun, un no sé qué después de 4 meses sin participar en ninguna carrera, y además con tan poco entreno.
Una persistente tos no dejaba de incordiar, lo que hizo que bebiera más agua de la habitual, lo que me vino bien, ya que la hidratación es uno de mis mayores hándicaps, ya que no bebo casi nada habitualmente. Con estas premisas nos plantamos en A Coruña a última hora de la mañana para recoger los dorsales de los integrantes de Running para Todos.
En el Palexco estaba la Feria del corredor (algo caótica porque primero tenías que ir a un lado y después al otro lado del recinto) y coincidía con la Feria de las Matemáticas, en la que pude ver antiguos ordenadores con los que hacía prácticas en la Universidad (una ya es algo veterana). Cuando fuimos a recoger la bolsa del corredor, habíamos pedido talla grande (XL - XXL) para alguna camiseta y cuál fue nuestra sorpresa que no había talla!!!! Para qué solicitas esa información si luego no las das? En fin...
Con esa contrariedad no quise ni visitar la feria del corredor y abandoné el recinto. Por la tarde los cuatro nos fuimos a Riazor al fútbol, para asistir a la histórica victoria de nuestra Deportiva Ponferradina por 0-3. Qué gran tarde de fútbol, emocionante!! Yo quedé afónica (es algo habitual en mí, por otra parte), gritando y cantando.
Después de la carga de hidratos en la cena, nos fuimos a dormir, algo tarde para mi gusto, hacia la 1h. El madrugón del día siguiente era de aúpa, ya que el desayuno empezaba a las 7h, así que entre la tos y los nervios apenas pude pegar ojo.
Tras un buen desayuno, nos dirigimos a la salida, viendo como iban colocando ya el avituallamiento del km 15 para los maratonianos. El ambiente iba en aumento y a lo lejos vimos a Alex Martínez (el mister) calentando con otros corredores. Saludos, abrazos y suertes varias, y seguimos hacia la salida.
Dejamos nuestra bolsa en el guardarropa (perfectamente organizado y dividido por dorsales) y nos encaminamos en la salida de los Maratonianos, a las 9h. Qué emoción verlos salir, rodeados por todos los participantes en el 10K. Los iríamos viendo a lo largo de toda la mañana, bien doblándonos, bien cruzándonos...
A las 9h10 fotokedada con los amigos de Correr en Galicia, y un poquito más de calentamiento. La salida, puntual a las 9h25. Con los nervios en el estómago empezamos a correr, tranquilamente. El pelotón se estira, vamos hacia la Casa del Mar en bajada, se nota, y empezamos a ver a los primeros que vienen de vuelta. Llegando al km 1, veo que mi Fore está a 00:00. Cómo!!!!!! Lo pulso y dejo de hacerle caso, ya que no tengo un referencia exacta de mi carrera. Apenas habían pasado 5 minutos desde la salida y mi compañero de kilómetros me avisa que vamos demasiado rápido.
Vamos adaptando nuestra marcha a la carrera, animando a Iria, a Lau, a Carmen, a PacoBao, a María... En el paso del kilómetro 2, de vuelta hacia la salida, nos cruzamos con Alex, va tercero!!! Si bien el corredor del Bikila era la liebre de Rafa Iglesias (excampeón de España de Maratón). En el kilómetro 3, a punto de llegar a la plaza Pontevedra, se asoma el viento, molesto, en contra. El temor de los corredores, el viento de esta ciudad, apareció variable, lo que en un momento te ayuda, después te puede molestar.
Ya en Riazor, empieza el tramo más difícil de la carrera, subida que trato de ignorar. Las piernas van bien, parece que van respondiendo, y me entretengo viendo como los demás van bajando. Vamos en un grupeto de 5 personas y algunos corredores van caminando. Seguimos subiendo y nos doblan los primeros de la Maratón. Van como un tiro. Llego a la rotonda del Milenio y doy la vuelta. Allí se acaba lo difícil. Todo lo que sube baja!!!
Llega el avituallamiento, cojo la botella, pero en lugar de frenar y beber, sigo corriendo con ella en la mano. El día era nublado, no hacía frío, no tenía sed, así que tardé casi un kilómetro más en abrir la botella. Veo que me alejo de mi compañero de fatigas, unos 10 metros, le miro y trato de seguir con el mismo ritmo para evitar separarme demasiado. En ese momento nos cruzamos con Alex, que sube hacia Milenio, qué bien va el tío!!! Gritos y ánimos de sus cerditos lentos, qué orgullosos nos sentimos de nuestro míster. :)
La dejo atrás, dándole ánimos y tiro. Kilómetro 9, llegando nuevamente a la Plaza de Pontevedra me entra el sentimiento de parar, que llevo casi 1 hora seguida corriendo y estoy cansada de correr (me sentía como Forrest Gump cuando se paró de repente). PERO QUÉ DIGO!!!! NI HABLAR!!! Llevaba "buen ritmo" sobre 6'30 y me quedaba el último kilómetro!!! Así que aparté ese sentimiento de mi mente y disfruté viendo la gente con la clase de Zumba de la Calle Real y miré al frente, aumentando el ritmo y alcanzando a un par de corredores más.
En la Puerta Real me encuentro a alguien conocido, que saludo eufórica, sabiendo que ya estaba hecho, que había creído, no había perdido la concentración y que había alcanzado mi objetivo. Sólo quedaban 50 metros en la plaza, que disfruté, entrando en solitario en un tiempo neto de 1h05'46", lejos de aquellos pobres 1h10' que me había marcado como objetivo inicial, aunque el verdadero objetivo era no parar a caminar en ningún momento.
Un minuto más tarde entraría María y 40 segundos más tarde mi compañero de kilómetros, contento por no caminar, pero descontento con la marca.
Tras recoger el avituallamiento (espectacular), la ropa y saludar al personal, nos quedamos en un punto viendo a los maratonianos, esperando a Alex, y animando a foreros y amigos que participaban en la prueba.
En resumen, tras el traspies de la camiseta, la organización ha sido increíble, gran ambiente, buenos avituallamientos, entrega del guardarropa, gran imagen corporativa y carteles promocionales, lejos, muy lejos de lo que hacemos aquí. Pero eso es otro tema que da para mucho...
Dar desde aquí la enhorabuena a Alex, por su segundo puesto, lejos de su marca deseada, pero correr 41 kilómetros en solitario es impresionante la fortaleza mental que debes tener. También a todos los que acabaron esta carrera, porque 42kms dan para mucho.
Y también agradecerle a nuestro míster sus ánimos, sus planes para que pudiera volver a correr poco a poco, por ayudarnos a creer que es posible volver a levantarse después de un invierno aciago. Gracias por creer en nosotros, mucho más que nosotros mismos. Te dedicamos esta "ruinosa" marca porque tú eres el que nos motiva a seguir corriendo.
Ahora a pensar en Aquilianos, el 8 de junio, para disfrutar de la montaña.
Salud y kilómetros!